miércoles, 30 de abril de 2008

The Police - El ensamble tras 23 años

El retorno más insospechado
The Police




Texto de Chris Salewicz
Traducción de Celia Flipetto

No es que hayan solucionado los problemas que les llevaron a separarse en 1984, pero The Police, la banda de rock británica de más éxito de los últimos veinte años, vuelve con un gira que ya recorre Norteamérica y que llega a Europa este mes. El reencuentro obedece a un capricho de Sting, que pensó que era la única manera de volver a sorprender al público. Y también será un gran negocio. Las entradas casi se agotaron hace meses.

"Vamos a ver, chicos, mañana a las ocho, Pilates en el jardín", dice Sting subiendo las escaleras de piedra de la mansión de veinte habitaciones que tiene en la Toscana para retirarse a descansar. Son las once de la noche. Con una leve cojera, el batería Stewart Copeland, de 54 años, uno menos que Sting, y el guitarrista Andy Summers, que va tomando una infusión de manzanilla, lo siguen. La ropa que llevan –camisetas y chándales– indica a las claras que han acometido la preparación para la gira de conciertos que vuelve a reunir a The Police y que llega a Europa este mes (en España, sólo en Barcelona, el 27 de septiembre). Las sesiones diarias de entrenamiento, supervisadas por un profesor venido desde Londres, les aseguran la forma física y, con suerte, contribuirán a que Copeland se cure de una lesión de espalda, un serio problema para un batería. Sting mismo hace de instructor en las clases diarias de ashtanga yoga. Por la noche, los tres componentes de la banda están extenuados.



Han pasado 23 años desde que The Police, que entonces era el grupo número uno del mundo, se separó. La banda formada por Stewart Copeland en 1977 logró el éxito gracias a la combinación del bajo, las letras intuitivas de Sting –que había sido maestro de inglés– y unas voces agudas y potentes. La habilidosa guitarra de Summers y la batería polirrítmica de Copeland resultaron irresistibles. La banda sintetizó los hipnóticos ritmos de reggae con el pop y el rock and roll tradicionales. Después de que en 1978, su clásico tema "Roxanne" arrollara en Estados Unidos, su álbum "Outlandos d’amour" entró en la lista de éxitos de Gran Bretaña y se mantuvo durante 96 semanas. Desde entonces The Police ha vendido más de cuarenta millones de discos, entre los que se incluyen una seguidilla de exitosos singles como "Message in a bottle" (1979), "Walking on the moon" (1979), "Don’t stand so close to me" (1980), "Every little thing she does is magic" (1981) y "Every breath you take" (1983).

En febrero pasado se anunció que el grupo emprendería una última gira de la que, en una hora y media, se vendieron más de 1.770.000 entradas. "No me esperaba que en el mundo hubiera tanta nostalgia", dice Sting, realmente sorprendido. Va teñido de rubio, pero es el único de los tres componentes que recuperó la icónica imagen oxigenada que lucía originalmente la banda: el paso de los años ha plateado el pelo de Copeland, mientras que Summers, pese a haber cumplido 64 años, parece el más juvenil de los tres y tiene una cabellera castaña de aspecto ligeramente teatral.



Tras la extraordinaria reacción de sus fans, la banda programó tres semanas de ensayos en Canadá. En un momento dado, según cuenta Copeland, se vieron obligados a enfrentarse a la desagradable verdad. "¿Alguien se ha dado cuenta de que lo estamos haciendo de pena?", preguntó a sus compañeros. Había dos soluciones, recuerda ahora. "La primera, descomponer y analizar cada compás y, como compositores y arreglistas, corregir todos los defectos. La segunda, callarnos de una puta vez, tocar y escucharnos, para tomarnos el pulso y resolver así nuestro problema. Y ahora, casi lo hemos conseguido."

En Il Palagio, la finca de Sting, de una belleza agreste, que ocupa más de 240 hectáreas, todo es muy cordial y caballeroso. Situada a trescientos metros sobre el nivel del mar, con un par de lagos rodeados de bosques, Il Palagio se encuentra a treinta minutos en coche de Florencia y, en los últimos diez años, ha sido la casa principal de Sting. Las ventajas fiscales de vivir fuera de Gran Bretaña contribuyen claramente a su atractivo. En Inglaterra, Sting es propietario de una mansión imponente en Westminster, y de Lake House, una finca con jardines cerca de Stonehenge, en Wiltshire; en Estados Unidos tiene una casa en Malibu Colony, en las afueras de Los Ángeles, que antes perteneció al actor Larry Hagman, y un apartamento en Nueva York. Aunque sus residencias de Estados Unidos le ofrecían las mismas ventajas económicas que Il Palagio, no tienen su profunda serenidad: una estatua de Buda de tres metros de altura, traída hace poco de Tailandia, domina la capilla particular situada al costado de la mansión.


Sin embargo, a pesar de la grandiosidad de la casa y sus parques, Il Palagio desprende el mismo aire íntimo que una casita de campo, y es testimonio de las obras de restauración supervisadas por Trudie Styler, la mujer de Sting. La actriz y productora de cine lleva 25 años en pareja con Sting y es la madre de cuatro de sus hijos (Mickey, Jake, Coco y Giacomo). Los dos hijos mayores del cantante, Kate y Joe (cuya banda Fiction Plane hará de telonera en la gira de The Police), son fruto de su primer matrimonio con la actriz Frances Tomelty. Ninguno de sus hijos vive en Italia, ni tampoco Trudie Styler, a la que Sting llama "la jefa".

Sting siempre ha tenido buen olfato para los negocios. Se calcula que su fortuna personal ronda los 170 millones de libras esterlinas (unos 250 millones de euros), y es el intérprete británico de mayor éxito internacional de los últimos veinte años. Su patrimonio aumentará gracias a la tajada que sacará de los casi 147 millones de euros que, según los cálculos, producirá la gira de The Police tras haber vuelto a reunirse. Una vez me dijo en broma que había comprado la finca de la Toscana por "una canción o, a lo mejor, dos".

Reencuentro como terapia

"Si esta casa fuera mía, me parece que no me molestaría en salir de ella para irme de gira", comenta Andy Summers riéndose, mientras observa a lo lejos las colinas envueltas en la bruma. Summers vive en Santa Mónica (California), cerca de Copeland. Hace un año, muy pocos habrían previsto que los miembros de The Police volverían a reunirse. Incluso ahora, al verlos a los tres juntos, es inevitable tener la sensación de que se asiste al final preparado de antemano de un cuento de hadas hollywoodiense. Entonces, ¿por qué han decidido hacerlo? "Porque Sting lo dijo", contesta Copeland.

Sting, pragmático como siempre, confiesa que la reagrupación de la banda fue una solución a un dilema profesional. "El año pasado me desperté una mañana encantado de que mi disco de música clásica estuviera en las listas de éxitos internacionales del pop", nos cuenta refiriéndose a "Songs from the labyrinth". "Y entonces pensé, ¿ahora qué hago? ¿Cómo puedo sorprender a la gente? ¿Y si volviera a reunir a The Police? Entonces me pregunté: ¿te has vuelto loco? Y a continuación me dije: ¿sabes qué? Eso es justo lo que vas a hacer."



La reunión del trío tiene también un fuerte componente de terapia de grupo, como si por fin hubieran decidido enfrentarse a los demonios que los impulsaron a separarse. Cuando se encontraban en la cumbre de su fama, los tres integrantes se vieron inmersos en el absurdo mundo de las grandes estrellas del rock. Eran tres jóvenes que intentaban hacer frente a las irrealidades y las enormes presiones de aquel ambiente, y no siempre lo lograban. Los matrimonios de Sting y Summers se fueron a pique.

Tras la separación del grupo, a principios de 1984, Sting lanzó inmediatamente su carrera en solitario y, al menos en apariencia, da la impresión de que ha disfrutado de una vida sin mayores complicaciones. Como compositor y cantante del grupo, siempre estuvo al mando, pero le preocupa bastante su posición. "Quiero a estos tíos. Siempre los he querido", reconoce. "La cosa no ha cambiado demasiado en comparación a como era hace años. Stewart y yo seguimos las mismas pautas de siempre, no paramos de contradecirnos. Pero, con la sabiduría que nos da la experiencia, ahora sabemos moderar nuestras reacciones y también sabemos cómo comunicarnos sin que nos entren ganas de matarnos. Yo sigo siendo un tocahuevos. No es cuestión de que las cosas deban hacerse como yo digo, sino de negociar y hacernos concesiones mutuas. Hemos vuelto al matrimonio que funcionó tan bien en un sentido y nada bien en otro."



Ruptura poco asimilada

Copeland y Summers no parecen haberse recuperado del todo de la ruptura, quizá porque nunca estuvieron seguros de que el grupo se hubiese separado realmente. Sting insiste en que en agosto de 1983, al comienzo de la última gira en el estadio Shea de Nueva York, mantuvo "una conversación" con los otros dos. "Yo no tengo un recuerdo claro de haberme sentado a hablar del tema y llegar a la conclusión de que se había terminado", dice Summers. Los dos mantenían un contacto frecuente con Sting, que siempre apoyó los proyectos en solitario de sus compañeros, pero, con el paso del tiempo, se ve que a estos dos componentes de la banda les ha resultado difícil liberarse de la sombra de Sting y de The Police. Sin embargo, en sus actividades menos conocidas en el jazz y las bandas sonoras de películas, tanto Summers como Copeland siguen siendo nombres estelares. Summers, con estudios de música clásica, ha grabado doce álbumes en solitario y ha participado en festivales de jazz de todo el mundo. Copeland ha compuesto la banda sonora de más de cuarenta películas, por ejemplo, las de "Wall Street" y "La ley de la calle".

El año pasado, los dos efectuaron sendas declaraciones de despedida de su trabajo con el grupo. Copeland dirigió el documental titulado "Everyone stares: The Police inside out", con imágenes de la banda grabadas por él mismo. A su vez, Summers publicó su autobiografía con el título de "One train later", muy bien recibida por la crítica. Según confiesa, el capítulo que más le costó escribir, y que estuvo a punto de no incluir, fue el dedicado a The Police. Con todo, no se muerde la lengua, especialmente cuando habla de su relación de trabajo con Sting. En una escena impresionante describe una sesión de grabación en la que a Sting le da un berrinche típico de estrella del rock y "se vuelve loco, me dice de todo menos bonito, y los allí presentes se quedan pálidos por la sorpresa". A fin de cuentas, se trata de la banda que, de 1977 a 1984, se hizo famosa por la legendaria mordacidad con la que se trataban sus miembros. Fue sonada la pelea en la que Copeland rompió a Sting una costilla, aunque ahora le resten importancia y digan que fue un accidente que se produjo al forcejear en broma cuando Sting intentó quitarle a Copeland su ejemplar de "The New York Times".



Al parecer, el libro permitió que al fin reinara la paz entre los miembros del antiguo grupo musical. Poco después de su publicación en noviembre del 2006, Sting llamó a Summers para proponerle el retorno de la banda. "La leyenda dice de nosotros que éramos muy virulentos al juzgarnos, pero no es verdad. Sencillamente tenemos distintos puntos de vista. Y eso no ha cambiado", comenta Sting. Summers suele dar la impresión de ser el hermano mayor. "Sigue manteniéndose al margen mientras Stewart y yo nos hacemos picadillo", reconoce Sting.

En el clima propicio que se respira en Il Palagio se notan también el rigor férreo y la profesionalidad. En las últimas tres semanas, el grupo ha ensayado aquí, encerrado en un estudio que se encuentra separado de la casa principal por un patio adoquinado. Sin embargo, se tiene la sensación de que necesitan pasarse aquí otros tres años, en parte porque, a lo largo de su carrera en solitario, Sting ha retocado algunos grandes éxitos de la banda. "Sting cambió las melodías, pero yo insisto en que debemos dejarlas tal como estaban", dice Copeland.



En los ensayos salta a la vista que Sting es el líder de la banda, el encargado de los arreglos de las canciones; sin embargo, como si se tratara casi de una cuestión de principios, Copeland parece empeñado en contradecirlo a cada instante. Copeland explica la dinámica que rige su relación con el cantante echando mano de un chiste que contó Sting una vez y que ha vuelto para perseguirlo en muchas ocasiones. "A mí lo que me va es la gratificación instantánea; a Sting le va el sexo tántrico. Yo soy de los que siempre dicen sí; Sting es de los que siempre dicen no. A mí me va pisar el acelerador a fondo y consumir todo el depósito de gasolina ahora mismo hasta que volemos por los aires; a Sting le gusta contenerse, crear tensión no soltándose del todo", dice Copeland.

Sin drogas ni alcohol

Cuando la banda empieza a tocar "Every little thing she does is magic", Copeland la pifia en la introducción. "Perdón, perdón, no sabía dónde estaba: el ácido empezaba a hacer efecto", bromea. Estamos en una zona libre de drogas y de alcohol. Más tarde, durante la cena, Copeland se toma un tequila, "una copita nada más", dice, como disculpándose por su falta de excesos. "Yo con dos copas de vino ya estoy borracho", comenta Sting, mostrándole su apoyo.

Incluso cuando estaban en la cumbre del éxito, los componentes de The Police nunca fueron grandes bebedores. Según me contó en aquella época un colega, tenían cierto gusto por los estados alterados. En su libro, Summers ofrece una descripción desternillante del colocón que tuvo tras tomarse unos hongos en compañía del difunto John Belushi, y se refiere también a la dependencia del grupo de lo que denomina el "polvo boliviano para la marcha". Pero hace tiempo que dejaron esas costumbres. "Me resultaría imposible hacer lo que hago si estuviese atiborrado de Jack Daniels y drogas duras", reconoce Sting. Estos días, el único exceso parece estar en la cantidad de botellas de agua mineral que toman.



Después de repasar "Every little thing...", interpretan "Don’t stand so close to me".
–Stu, ¿crees que podrías tocar en tiempo débil durante el coro? Le falta algo para aglutinarlo –pregunta Sting.

–A ese coro le falta equilibrio, pero justamente en eso está parte de su encanto –contesta Copeland.

–A mí me parece que sin ese tiempo débil tan estupendo suena a jazz –añade Summers.

–Detestaría no dar a la gente lo que quiere oír –explica Copeland.

–No pienso cambiar la parte del bajo –insiste Sting.

–Hemos desmontado la canción y hemos analizado cada compás. Y al final hemos vuelto a lo que teníamos al principio –les recuerda Copeland.

Detrás de esta pugna se nota un profundo afecto. En la percepción que tiene el público de The Police –y, por tanto, de Sting– hay un factor que suele pasarse por alto: el innato sentido del humor del grupo. En privado, esto se traduce en una burla constante que parece inofensiva, pero que sirve para recordarnos que, en otros tiempos, esa actitud de los miembros de la banda podía llegar al exceso y convertirse en franca intimidación.

La cena se sirve en una mesa señorial dispuesta en el patio empedrado, al aire libre. Posiblemente parezca una ironía, pero el entrante es una pequeña ración de pescado con patatas fritas, acompañada de puré de guisantes. Lo realmente curioso es que luego siga un plato de espárragos. Le pregunto a Sting si después del pescado con patatas fritas hubiera tomado lo mismo cuando vivía en Newcastle con su padre, que era lechero. "¡Sin duda!", se ríe: "La verdura era algo que venía en latas, como los espaguetis".

Pregunto a Copeland qué contesta cuando la gente dice que se trata de una gira de jubilación, que sólo la hacen por dinero. "¡Que os den!", ríe Copeland. "Vamos a ver, ¿qué es lo que no entiendes sobre lo de volver a juntarnos para hacer una gira mundial, tocar ante 80.000 personas que te aclaman todas las noches por canciones que gustan a todo el mundo? ¿Te refieres a que encima de eso me van a pagar? ¡Pues magnífico!"



"A mí me resulta un pelín incómodo que lo único que tengamos para ofrecer sean las canciones de antes", reconoce Summers refiriéndose al álbum "The Police anthology", lanzado este año. "Me gustaría que hiciéramos algo más, porque la vitalidad sigue ahí. Supongo que el paso siguiente sería hacer otro disco, si la creatividad sigue en pie."

"¿Hacer otro disco?", pregunta Copeland, incrédulo. "Ni loco. Este ya será un gran año. ¿Para qué pedir más?



jueves, 24 de abril de 2008

The Police en Retrospectiva 1982

The Police - Retrospectiva: Los Fantasmas en la Máquina



* Octubre de 1981, "The Police" edita su cuarto album en estudio llamado "Ghost in the Machine" ("Fantasmas en la Máquina). Un cambio inesperado dentro de la linea de sus tres anteriores y exitosos vinilos. En esta entrevista, posiblemente fechada en 1982, los "Police" definen sus espacios y su propia participación dentro de aquella banda que se cimentaba como la mas innovadora y exitosa de la escena del rock, desde los "Beatles". Los egos, como individualidades irresolutas, serían el principal ingrediente para mantener a "The Police" como la banda mas prometedora y auspiciosa de mitad de los ochentas y así lo confirman en esta entrevista. Luego vendria el universal éxito de "Synchronicity" y una para de más de 23 años para volver a sorprender a los amantes del buen rock con los mismos brillos en la espectacular y grandilocuente gira de reunion 2007-2008.



ANDY SUMMERS



¿A qué atribuís el éxito fuera de serie de Police?

Básicamente, a que nosotros somos el único grupo que sintetizó un sonido nuevo, el sonido de la década de los ochenta. Tal vez por eso esperamos recién a "Fantasma en la máquina" para hacer algo nuevo; si lo hubiéramos hecho antes no habríamos sido aceptados por la mayoría de nuestro público. Ahora ya están en condiciones de comprender un cambio en nuestra música, que no por eso deja de seguir siendo un sonido nuevo y completamente original.

¿Qué te parecen las letras de Sting?

Cuando Sting hace las letras, Stewart y yo las escuchamos y, si tienen sentido para todos nosotros como personas y como grupo, las aceptamos. Así que nunca editamos una letra de Sting con la que no estemos los tres de acuerdo. Además, Sting siempre escribe cosas interesantes, se trate de temas de amor o de política.

Pero hay letras, como la de "De Do Do Do De Da Da Da", que no son muy brillantes...

Yo no opino lo mismo... Además, al juzgar las letras tenés que tener en cuenta que no es nuestra intención escribir sobre un solo tema; nuestras letras son, en general, sobre relaciones humanas, de todo tipo. Esto, necesariamente, nos lleva a una progresión, que nos hace falta, porque el día que el grupo se estanque, nos separaremos.

¿No es más probable que se separen por cuestiones de dinero o de ego?

A mí me interesa más la música que el dinero, y creo que a los otros les pasa lo mismo. Así que no creo que alguna vez sea como vos decís.A ustedes los han acusado de hacer música comercial.Nosotros nunca nos propusimos hacer música comercial. Lo que pasa es que nuestra música es popular, y entonces se vende bien, eso es todo. Nosotros tuvimos la oportunidad de aparecer en un momento propicio para poder dictar y crear una nueva tendencia. Y nos siguieron. Pero nosotros no lo hicimos calculadamente, no fue un golpe planeado.

¿Pensás que los Police pueden provocar un movimiento similar a la Beatlemanía?

No es la primera vez que nos comparan con los Beatles, y realmente hay algunas coincidencias. Por ejemplo, nosotros aparecimos en un momento impecablemente justo, igual que los Beatles, y tenemos todo lo que la juventud necesita musicalmente en este momento, igual que los Beatles. Y, a pesar de que nuestra música no es exactamente simple, atraemos a gente de edades diferentes, igual que los Beatles. Sin embargo, no podría responder a tu pregunta, porque un hecho como la Beatlemanía, o la Policemanía, va mucho más allá de lo que uno pueda pensar, imaginar o analizar.

Ustedes han hecho bastantes conciertos a beneficio, ¿es para evadir impuestos?

No, no somos tan cínicos. Lo que pasa es que uno no puede agarrar, agarrar y agarrar y nunca dar nada. Por ejemplo, cuando hicimos un concierto en una cárcel estadounidense donamos las ganancias —que eran unos cuantos miles de dólares— para fomentar las actividades musicales de los presos, que eran importantes.

Sabiendo que el padre de Stewart Copeland estuvo en la CIA, uno se pregunta si ustedes no tienen relaciones políticas que los ayuden a actuar en lugares como Egipto y la India, para mejorar las relaciones de Estados Unidos con esos países.

El padre de Stewart ya no se ocupa más de política; ahora trabaja en Washington. Se ha hablado mucho de nuestras posibles implicancias políticas, pero en realidad ninguno de nosotros quiere tener relaciones de esa clase, a pesar de que a todos, por supuesto, nos interesa y nos preocupa la política.

STEWART COPELAND



¿Los otros integrantes del grupo se adaptaron bien a tu manera de tocar la batería?

Sí, ellos se adaptaron a mí y yo me adapté a ellos, sin ninguna dificultad. En nuestro grupo no hay un líder-tirano.

¿Nunca intentaste tocar otro instrumento?

Sí, soy un guitarrista frustrado. Si alguna vez encontrara un buen baterista, me encantaría formar un grupo en el que yo tocara la guitarra, sobre todo porque me gustaría caminar por el escenario, mostrarme mas.

¿Por qué tus letras no tienen mucho éxito dentro del grupo?

Bueno, en realidad no son muy buenas. Mis letras son demasiado subjetivas, y la mayoría de las veces tienen muchas interpretaciones diferentes. Por eso mis canciones suenan vagas, tal vez confusas, y eso no va para el estilo de letras del grupo.

Cuando ustedes recién empezaron, ¿les pagaban por sus actuaciones en pubs?

Por supuesto. Además, si Sting no hubiera tenido sus cinco libras todas las tardes para darles de comer a su mujer y su hijo, se hubiera ido del grupo.

Y tu hermano Miles, que hoy es el manager de Police, ¿qué tipo de consejos les daba en esa época?

Ninguno. Solamente nos permitía usar su teléfono. En esa época yo era el que me ocupaba de dirigir y arreglar todas las actividades del grupo; en realidad, yo tenía la mente más puesta en el dinero que en la música al principio. Mi hermano me daba algunos consejos de vez en cuando, pero generalmente no concordaban con mis propios puntos de vista. Por ejemplo, me dijo que poner a Andy en el grupo era un grave error, y tampoco le gustaba Sting.

¿Por qué no le gustaba Sting, porque venía de un grupo de jazz?

Un poco por eso y un poco porque era un provinciano, no sabía mucho de todo esto. Y además no podíamos dominarlo, porque siempre terminaba naciendo lo que él quería. Pero lo dejamos en el grupo porque era el más capaz de entender y sentir el clima de un concierto.

¿Qué piensan Andy y vos del éxito de Sting hoy?

Da como para pensar que podríamos estar celosos, pero no es mi caso, porque siempre supe que este éxito de Sting llegaría. La cara de Sting es la cara de Police, porque puede expresar muy bien la identidad y la imagen del grupo. Y como a mí me gusta el grupo y gano dinero con él, esas cosas no me preocupan...

¿Ustedes se critican mucho el uno al otro?

Creo que es necesario, para no dejarse estar. Con las críticas constantes mantenemos esa electricidad que nos mantiene juntos y arriba. Si nuestras relaciones fueran amables todo el tiempo, terminaríamos siendo un grupito simpático sin mucho éxito.

Muchos opinan que The Police no tiene nada de democrático, y que el único líder es Sting.

Ninguno de nosotros aceptaría ser dominado. Si Sting me diera la más mínima orden, yo lo mandaría al diablo. Pero no hay razón para que surjan situaciones de ese tipo: nos va muy bien musical y financieramente. Sting es la figura central del grupo, eso no se puede negar, pero no es el líder. También es cierto que cantamos más sus temas que los míos o los de Andy, pero eso no significa que él nos tenga en su puño; simplemente sus letras son mejores, y por eso las cantamos. Pero en una cosa tenés razón: no somos un grupo democrático. Police es una lucha de tres.

¿Qué te gustaría hacer, aparte de música?

Hacer cine. Todos estamos interesados en el cine desde un punto de vista u otro, pero a mí, más que actuar, me gustaría hacer una película como "La guerra de las Galaxias". Claro que para lograrlo tendré que estudiar años, hay muchísimas técnicas que aprender. Pero me fascina la idea de poder expresarme a través del cine.

¿No pensás que el éxito aísla a las personas?

Más bien pienso que el éxito no es del todo real. Te pone en una especie de situación imposible de creer por momentos.

¿Tu interés por la política se debe al hecho de que tu padre trabajó para la CIA?

No sé si totalmente. Yo me enteré de que mi padre era un espía leyendo un libro en la universidad, en California. Yo siempre había sabido que mi padre era una especie de político artero, pero no me parecía un espía. Finalmente, supe que ocupaba un lugar muy importante en la CIA.

¿Qué es lo que el rock representa exactamente para vos?

Es el truco universal. Durante mucho tiempo pensé que el rock sólo tenía que ver con Londres y Nueva York; nunca pensé que podía ser una forma de comunicación universal. Y lo es sin duda porque es la única cultura que posee la juventud. Nosotros vivimos en la única cultura en la que la juventud ha producido una identidad y una cultura particulares.

STING



¿No te sentís mal con tantas actuaciones y tanto desgaste de energía?

No, ya estoy acostumbrado a todo eso, a las giras, a los hoteles, a los viajes. Por suerte, no me hace mal. Hace poco fui a ver al médico y me dijo que estoy en perfectas condiciones de salud.

Hace unos años buscabas actuaciones desesperadamente, y ahora las rechazas. ¿Cómo te explicas lo que ha sucedido?

Hicimos la música adecuada en un momento justo. Y encajamos perfectamente; nuestra imagen, nuestra música, nuestras letras, todo. Fue una cuestión de oportunidad, de intuición, de azar.

¿Cuánto tiempo va a durar el contrato con A&M, el sello grabador?

Tanto como nosotros lo decidamos. Como firmamos un contrato nuevo todos los años, tenemos la oportunidad de renegociar todo cada vez que firmamos. Eso nos da total independencia y poder de decisión, porque nosotros estamos en una posición fuerte: como a la compañía le interesamos, por obvias razones de dinero, podemos imponer nuestras condiciones e impedir que nos manejen.

"Fantasmas en la máquina" parecer ser un álbum bastante diferente de los tres anteriores, ¿no?

Bueno, por lo menos ésa fue mi intención. Yo siempre tuve ideas nuevas, pero recién con este álbum llegó el momento de aplicarlas. Puse todas mis energías en que este último álbum fuera diferente, "inspirado", sobre todo en cuanto a las letras. No quería que sonara como los otros.

Stewart me dijo que antes de entrar en Police, jamás habías estado en un grupo de rock.

Son estupideces. A él le encanta hacerme pasar por un musiquito de jazz de Newcastle. Inventa montones de mitos y mentiras con respecto a mí.

Tu reacción es un poco feroz...

Lo que pasa es que me tiene harto con todas esas historias.

También me dijo que al principio estuviste a punto de dejar el grupo.

Sí, porque la música era pésima y no me gustaba. El grupo recién empezó a existir cuando llegó Andy. Pero el Police de ese entonces no tenía nada que ver con el de ahora. Pero no me interesa mucho hablar de eso. A Stewart le encanta hablar; en cambio yo me conformo con la libertad de decir lo que quiero en mis canciones. Eso de estar diciéndoles lo que pienso a todos los periodistas no me parece prudente ni oportuno.

¿El éxito ha facilitado algunos aspectos de tu vida?

Yo diría lo contrario. Tengo una mujer y un hijo a los que casi nunca veo, y siempre tengo que escribir más y más. Por un lado estoy contento de que este éxito me haya llegado, porque trabajé mucho para lograrlo. Pero no es tan simple. Mi vida nunca fue tan complicada como ahora.

¿La histeria de los fans de Police sigue aumentado?

En nuestra última gira inglesa parecía Beatlemanía. Para poder salir del Glasgow Apollo tuvimos que hacer tres bises. Ni la policía ni nadie pudo ayudarnos.

¿Cuál te parece que es la razón principal de la atracción de Police, sobre todo cuando actúa en vivo?

Nuestro público es muy grande, va desde chicas adolescentes hasta hombres de treinta o más. Supongo que todos ellos encontrarán en nosotros algo que les gusta, los atrae, los emociona o con lo que se sienten identificados.

Vos fuiste profesor, ¿no?

Sí, y te digo que enseñar a toda una clase no es cosa fácil. Hay que saber captar la atención de los alumnos, hay que informarlos bien. Hay varios trucos que ahorautilizo sobre el escenario; en el fondo es lo mismo: las dos cosas se tratan de captar la atención de un grupo de gente durante cierta cantidad de tiempo. Creo que soy bastante bueno para eso.

¿Pensás que Police es, o llegará a ser, el grupo más grande del mundo de esta década?

Básicamente, no necesito eso, el hecho de que Police sea el mejor grupo no me produce ningún masaje especial en el ego. Lo tomo como un juego. Ser el número uno es agradable, pero no me voy a suicidar si no lo soy. Es mucho más importante producir algo íntegro. No me produce exactamente alegría ver mi cara en todas partes; nunca quise ni me propuse ser una estrella, aunque sí quise siempre llegar a ser un músico importante y respetado.

¿Pensás que sos un autor "serio"?

Para mí, escribir canciones tiene más que ver con la artesanía que con el arte. Y el que uno trabaje a un nivel infantil o a un nivel intelectual no hace el trabajo menos interesante. Yo escribo cientos de letras, y conservo muy pocas; siento enseguida si es una letra buena o mala. Al principio era flojo, pero, a fuerza de practicar, uno mejora.

¿Qué piensa Frances, tu mujer, de lo que vos escribís?

No le gusta mucho. Pero para juzgar letras de canciones jamás hay que compararlas con poesía, son dos cosas muy diferentes. Una letra de una canción hay que hacerla para que combine y se apoye en la música. La poesía, en cambio, debe ser más profunda y más perfecta, porque ella es su propia música.

¿Ustedes no trabajan en equipo?

Sí, pero solamente en el estudio. Cuando yo aporto una canción llevo también la línea de base, la guitarra y la melodía. Los otros aportan ciertos cambios. Sé que tengo canciones realmente banales, y otras muy importantes. Yo creo que escribo mejores temas cuando me ubico en un punto de vista objetivo. Al principio mis letras eran muy subjetivas, se trataban de individuos con sus alineaciones, sus sentimientos de soledad, sus depresiones y sus amores. Después de haber viajado tanto, puedo escribir más, y mejor, sobre el mundo, ya no me importo tanto yo mismo.

¿Estás satisfecho con tu trabajo como actor? ¿Te resulta difícil?

No, no me resulta particularmente difícil, porque como hago cine no tengo que concentrarme mucho tiempo. Mi mujer, que es una gran actriz, sí tiene sus dificultades, porque actuar en teatro te requiere mucha más concentración, mucho más estudio y trabajo. Me gustaría probar alguna vez con el teatro o la televisión.

Generalmente has actuado en películas relacionadas con la música.

Sí, pero ahora rechazo esos papeles. No voy a terminar manipulado, como Elvis Presley, que fue tan estúpido. Yo pienso ser mucho más inteligente que él. Ahora empiezo a filmar "Brimstone And Treacle", en Shepperton Studios. Es un excelente papel, una buena oportunidad.

¿Cuáles serán los próximos pasos de Police?

No sé todavía. Todavía estamos viendo la repercusión de "Fantasma en la Máquina", que considero un paso importante en nuestra carrera, porque no es la secuela que todos esperaban de nuestros tres álbumes anteriores. Tal vez volvamos a cambiar de su dirección, ¿quién sabe? Realmente no me importa en este momento. No me importa si seguimos, o si tenemos éxito como grupo. Eso no me preocupa mucho. Lo que verdaderamente me preocupa es que mis hijos tengan una vida razonable, que puedan vivir por lo menos hasta los veinte años. Ser el mejor grupo del mundo no me interesa un comino comparado con eso.

* Entrevista aparecida en la revista Pelo de Argentina - 1982 (Introducción: José_Perú)

miércoles, 23 de abril de 2008

The Police y sus correrias por Buenos Aires

The Police y su itinerario en la Argentina: Asado, Tango y Folklore

Sí, pasaron 27 años desde su única aparición en la Argentina pero el correr del tiempo no hizo que la magia de “The Police” se disipara. Con dos recitales musicalmente impecables ante un estadio desbordado de fanáticos, la mítica banda inglesa, que se reunió tras estar 21 años separada, hizo vibrar y cantar a sus seguidores como si el tiempo jamás hubiese pasado. Pero el trío conformado por Gordon “Sting” Summer (56), Andy Summers (65) y Stewart Copeland (55) no sólo regó el estadio River Plate con su música pop, sino que sus integrantes aprovecharon su estadía de cuatro días en Buenos Aires para disfrutar de los atractivos de la ciudad, ver shows de tango, comer carne, tomar vino malbec y recorrer las pintorescas calles de San Telmo.



Procedentes de México, Sting, su esposa, Trudie Styler, y el resto de la banda aterrizaron en Ezeiza el viernes 30 a las 0:40. Allí, descendieron de la nave y partieron rumbo al Hotel Faena + Universe en dos camionetas —una con vidrios polarizados— y en un auto Mercedes Benz en el que se trasladaban exclusivamente el bajista y su mujer. Al llegar, ocuparon las suites principales del lujoso hotel de Puerto Madero y descansaron hasta las primeras horas de la mañana. “Muchas gracias, estoy muy contento de estar en la Argentina nuevamente”, fueron las primeras palabras de Sting.

Al día siguiente, la banda desayunó frutas y té en el hotel y, antes de partir al estadio para supervisar los últimos detalles antes de su primera presentación, Copeland disfrutó de una extensa sesión de masajes en el Faena. Los otros integrantes descansaron y tomaron algunas bebidas en la pileta. Alrededor de las 16:00, partieron en las camionetas hacia River. Una vez que llegaron, Sting caminó por el escenario y el campo de juego para distenderse. Dialogó con los técnicos y luego los tres integrantes hicieron una breve prueba de sonido, tarea que realizaron también el sábado y el domingo, días en los que brindaron los conciertos para unas 100 mil personas.



Al regresar del Monumental de Núñez, Sting se refrescó en su suite y junto a su esposa y Stewart Copeland partieron a cenar y ver un show de tango en San Telmo. El músico se reconoce fanático de la tradicional música argentina y en el contrato que firmó para presentarse en nuestro país habría incluido una cláusula donde indicaba que tomaría clases y presenciaría un show de tango.Siempre en el Mercedes, el matrimonio arribó a Gala Tango, uno de los lugares más top de la ciudad que ofrece impecables espectáculos de música ciudadana y que está sobre la calle Pasaje 5 de Julio. Allí ocupó una gran mesa junto al baterista y a una parte de la delegación que lo acompañó a Buenos Aires. De muy buen humor, siempre sonriente y amable con cada persona que se le acercó, el líder de la banda lució borceguíes, pantalones de vestir negros combinados con un saco negro y una delicada camisa de seda blanca. Su esposa destacó su natural belleza con un vestido mini, y botas bucaneras de importante taco. Ni bien llegó, Sting fue recibido por el propietario del lugar y del restaurante “La Ventana”, que está en el piso inferior de la tanguería, Luis Machi. Y fue él mismo quien se encargó de que el británico pase una noche inolvidable.



Antes de comenzar a disfrutar de los shows y de la buena música, Sting le pidió al encargado del lugar visitar la cocina ya que quería aprender cómo hacer un asado y cómo se cocina el bife de chorizo. Una vez allí, saludó a todos los cocineros y recibió la explicación de cómo se hace el fuego para cocinar un asado. “Entró al lugar como si fuera una persona cualquiera. Se presentó como Sting y nos trató a todos con mucha naturalidad. Todo un caballero. ‘Aprendí a bailar el tango y a hacer un asado’, nos dijo”, contaron los empleados de Gala Tango. Luego de despedirse de todos en la cocina, regresó a su mesa y junto al grupo charló largo y tendido, y cenó. Como entrada comió carpaccio de salmón y, como plato principal, bife de chorizo. Amante del buen vino, pidió un prestigioso malbec para beber y se interesó por aprender un poco más acerca de los distintos cortes de uva.

Luego de la cena, se presentó el primer show de la noche y un grupo de músicos interpretó los tangos “Por una cabeza”, “Celos” y “Quejas”. Sting siguió el ritmo de cada acorde con sus pies, como si pudiera anticiparse a cada nota. Al finalizar la interpretación, en la que también se tocaron clásicos del folclore argentino, aplaudió de pie a los músicos y quedó fascinado con los percusionistas y el espectaculo de boleadoras ( durante el cual Stewart Copeland se animó a acompañarlos con los bombos) y con el charanguista. Tanto que le pidió la dirección de mail al músico que tocaba el charango para mantenerse en contacto con él. El argentino, asombrado, no podía creer lo que le estaba sucediendo: Sting, uno de los músicos más famosos del mundo, lo estaba felicitando.

En lo que fue la noche en la que más pudo aprovechar su tiempo libre, el líder de “The Police” no se privó de nada. Junto a su esposa, tomó clases de tango con los profesores del lugar, Walter Suquia y Ayelén Sánchez. Tanto él como Trudie, la mujer que está a su lado desde hace 20 años y con quien tuvo a cuatro de sus hijos —Bridget Michael (23), Jade (25), Elio Pauline (17) y Giacomo Luke (12)—, mostraron grandes virtudes para bailar al ritmo del 2 X 4. Con suma atención vieron y escucharon a sus profesores y, enseguida, aprendieron la técnica de los pasos básicos. Cerca de las 12 de la noche, uno de los hombres de seguridad que lo acompañó a todos lados, se acercó, le habló al oído y luego de unos minutos, partieron todos al hotel a descansar ya que el sábado tenían un compromiso por la mañana. Al retirarse, Sting saludó a la recepcionista de “La Ventana”, Melissa, y posó con ella y con Luciano Machi —hijo del propietario del lugar—.



Alrededor de las cinco de la tarde, Sting y los otros miembros de “The Police” llegaron el sábado al estadio, realizaron una prueba de sonido y luego de los teloneros, “Cuentos Borgianos” y “Beck”, el tema “Message in a Bottle” marcó el comienzo del retorno y sesenta mil almas deliraron. Sin fisuras, Sting y compañía tocaron un hit tras otro. Así, a lo largo de la noche, “Roxanne”, “Walking on the moon”, “Do do do da da da”, “So Lonely” y “Every breath you take”, entre otros, conformaron un repertorio inolvidable.



Para sus shows, la banda tuvo en River a una especialista en comida macrobiótica, Perla Herro, que fue contractada por el productor Daniel Grinbank para que se encargara del catering en el estadio. Allí se instaló un lugar especial para preparar el menú y un comedor donde toda la banda disfrutó de la comida naturista. Se sirvieron un cocktail, pan de arroz, hierbas, pastas, humus, crema de zanahorias y souflée de espárragos. También hubo ensaladas prensadas, sopa con algas y, como plato caliente, salmón rosado a la sal. Todo hecho con harina integral, verduras y flores orgánicas. Y fue el mismo Sting el que le agradeció a Perla su menú con una nota: “Tu comida estuvo buenísima. En ella pudimos saborear todo tu cariño”, decía.

Al regresar al hotel, todos brindaron a orillas de la pileta.Si bien el domingo los integrantes de la banda casi no se movieron del hotel antes de partir al estadio, Sting aprovechó el ameno clima de la ciudad para salir a pasear por San Telmo con su esposa. Intentando despistar a la prensa, el bajista no se movió en el Mercedes y salió por la puerta principal del hotel donde lo esperaba un taxi que lo llevó al casco histórico del barrio. Allí recorrieron varias calles y pararon a ver las tapas de las revistas en un kiosco de diarios. Con gran tranquilidad, Sting se movió como si fuera un porteño más. Por otro lado Andy Summers y uno de sus mellizos fueron cámara en mano a realizar un recorrido fotográfico por la ciudad, otra de las grandes aficiones del guitarrista policiaco que le ha mercido publicar libros y exponer en las mejores galerias de arte del mundo.



Ya el lunes, en su último día en Buenos Aires, el líder de la banda y Trudie siguieron incursionando en el tango y fueron al mediodía a la confitería Ideal, en la calle Suipacha, donde grabaron un video. Subieron al primer piso acompañados por cuatro agentes de seguridad, dos maquilladoras, tres fotógrafos, un camarógrafo y el director del video. Durante las tres horas que Sting estuvo en el lugar, bebió agua mineral sin gas y su esposa, jugo de naranja. Tomaron clases de tango con el bailarín y director artístico del grupo Sensaciones de Tango que ofrece su espectáculo en el Café Tortoni, Flavio Catuara, y con la bailarina Gladis Barreiro. Luego, Sting bailó con su esposa. Para la filmación, él vistió un saco negro Armani, remera y pantalones a rayas. Ella estaba con un vestido de Miu Miu, con lazo negro de cuero en forma de faja y zapatos de charol negro. Tras terminar de grabar, el músico y su esposa regresaron al hotel dando por finalizadas sus excursiones en Buenos Aires. Una leyenda del rock había pasado por la ciudad.


Por Federico Levin ( Revista Caras) http://www.caras.uolsinectis.com.ar/edicion_1352/nota_00.htm

sábado, 12 de abril de 2008

Aloha! - The Police surfeó Hawaii

The Police volvió a surfear Hawaii después de 24 años

Después de 24 años de ausencia de los escenarios de Hawaii, durante el memorable "Synchronicity Concert", The Police volvió a surfear la marea de público que abarrotaba el "Blaisdell Arena" de Honolulu durante dos fechas consecutivas para dar inicio a un largo descanso de dos meses de su imparable gira que se inicio el pasado Mayo del 2007.



Andy Summers, Stewart Copeland y Sting volvian a vestir sus camisas hawaiianas para adentrarse en un tubo del tiempo que se inicio a fines de 1979 durante su primera parada en Honolulu y terminó este pasado febrero 16 y 17 en el Hawaii del 2008.



La noche hawaiiana intuyó el reto de Sting, todo el público cantando y moviendose candensiosamente bajo el embrujo y ritmo del famoso trio británico. La puesta en escena identica a todas las que "The Police" dejó en cada una de las mas de 100 ciudades que ha visitado hasta el momento y los mas de 3 millones de personas que hasta el momento han apreciado y gozado de éste renacer del virtuoso trio de rockers que fusionan de la mejor manera el rock-punk con los ritmos del mundo.



Toda la compostura, la dejó de lado el público, apenas aparecio la largilucha silueta de Stewart Copeland sumergiendo desde abajo del escenario con todo su tremendo hibrido rítmico "Tama" y en el bombo estampado el inconfundible logo "The Police", mientrás que por el lado derecho del escenario la pequeña y rubicunda figura de Andy Summers y su inseperable guitarra Telecaster hacia lo propio, unos segundos después un herculeo Sting invadia el escenario para elevar mas aquel griterio de una jauria de fanaticos que no podian creer lo que sus pupilas estaban presenciando, aquella banda de los 80's re-inventados frente a sus ojos.



La noche no podia esperar y de ese zumbido inicial, y posterior gong, retumbaba el anuncio de una fiesta de rock que no dejó ni pausa ni aliento a un publico totalmente enferverisado... "Message in aBottle" tomaba forma... y de que tal manera ...muy punzante y energico, haciendo que el sonido y la imagen de esa triología maravillosa sea como una ola inmensa que parecia cubrir todo el recinto ante el griterio y algarabia de esa masa de amantes del trio de oro.



¿Qué se esperaba? ¿Una noche de nostalgia? Indudablemente... pero la sorpresa mayor era verlos entre aquel alarde de sobriedad tecnológica que los acompaña en esta gira de reunión-despedida... cada instante era para retenerlo y archivarlo en el subconsciente...aquel que quizás ya no podrá repetirse a futuro... pero ahí estaban, esa sociedad de Summers, Copeland y Sting dejando en claro que estan en envidiable forma fisica, escenica y musical... y la música quizás un poco mas acompasada y engranada pero con un sonido tan actual que sorprende a pocos y extraños... a admiradores y criticos por igual... Si la teoria de la re-ingeniería existe pues los Police la afirman categoricamente.



Todo un repaso a su vasto catalogo de hits, y otros menos radiados, pero que duda cabe que con solo 5 albumes en estudio en su haber y con una presencia de unicamente 8 años sobre los escenarios del mundo, éste formidable trio de pop-rock hace alarde del porque de su reinado ochentero, de fama y cuspide, anterior a los U2... Un no se que.. que puede catalogarse como un aura y sincronismo natural, de los Police, que punzan el alma de sus seguidores que cual virus informaticos recorren las mas dispares audiencias del mundo.



El subconsiente nos remite a un sello musical que núnca dejo de ser oído y que continuó a lo largo de los años para probarnos que bien ejecutados, una guitarra, bajo, batería y voz bastan y sobran para lo que primariamente se conoció como rock. Seria largo hablar de poliritmos y cadencias, de guitarras y espacios sumergidos y vueltos a aflorar, de bajos tremulos y aterciopelados por una voz inconfundible... Son simplemente tres sobre el escenario, pero que suenan como doce o más.



La sorpresa hawaiina quedo reservada para el final, la banda del hijo de Sting -"Fiction Plane" - haciendo un cover del policiaco "Next to you", mientras padre e hijo haciendo duo por un lado y por el otro un singular doble guitarreo entre Summers y Copeland. Sí, el batero policiaco empuñando ésta vez una guitarra, la cual no le es totalmente ajena desde las epocas de su alter ego "Klark Kent" por 1978.


¡Aloha Hawaii! Un gran y sorpresivo parentesis de una fiesta que no termina de parar y que continua este primero de Mayo al reiniciarse la gira de The Police 2008 por USA, Canada y Europa.

Por: Jose_Peru