viernes, 28 de diciembre de 2007

Stewart Copeland y un multitudinario reencuentro con Buenos Aires

“Vamos a grabar con miles de argentinos como referís”

Al borde de dos shows que dejarán su marca, el baterista del grupo que mejor sintetizó el paso de los ‘70 a los ‘80 se presta a un diálogo imperdible. “Sinceramente, yo me había olvidado de The Police. Pero la excitación que obtenés de un grupo como éste no es algo que suceda todos los días”, señala.



Por Roque Casciero

“Vamos a grabar un disco y un DVD en vivo en Buenos Aires”, sorprende Stewart Copeland, baterista de The Police. La pregunta tenía que ver con la posibilidad de que el trío, que hoy y mañana se presentará en River Plate (con Beck como telonero de lujo), grabara material nuevo, cosa que el músico rechaza de plano: “Si volviéramos a entrar a un estudio nos asesinaríamos. Somos individuos completamente diferentes. Cuando éramos jóvenes, esas contradicciones nos daban fuerza. Ahora Sting y yo nos miramos como criaturas de planetas distintos, aunque apreciamos el efecto valioso que tenemos en el otro. No me gusta tener que callarme cuando Sting está cantando, pero las letras son importantes. A él no le gusta que haya una Tercera Guerra Mundial en la batería mientras él trata de cantar una canción, pero entendemos que la combinación de estas cosas es lo que hace a The Police. Cuando estamos frente a un público que funciona como referí, todo funciona. Si tuviéramos que meternos en un estudio tendríamos que llevar a 25 mil argentinos. Pero, ¿sabe qué? Vamos a hacer eso: vamos a grabar nuestro próximo álbum con 25 mil argentinos como referís”.

–Bueno, no serán 25 mil, sino 60 mil por noche.

–Pero yo sólo puedo ver a los primeros 25 mil (risas).

–¿Prepararon algo especial?

–Cada concierto es levemente diferente, pero hay un plan en el que cada canción no está separada del resto. Estamos manipulando, ajustando, agregando, sacando, pero pensando en el concierto como un todo. Un ritual en el que cada canción lleva a la siguiente. Y cambia todo el tiempo.

–¿Por qué eligieron a la Argentina para grabar el disco y el DVD?

–Porque los argentinos tienen sofisticación cultural y, al mismo tiempo, ¡están absolutamente locos!

Copeland hablaba desde un hotel de Monterrey, México, justo antes de emprender el vuelo que lo depositó ayer por la mañana en Ezeiza junto a Sting (voz y bajo) y Andy Summers (guitarra). El baterista conoce bien la ciudad: además de la mítica visita de 1981, volvió varias veces a jugar al polo. Sting y Summers, en cambio, regresaron como solistas, mientras que el baterista se concentró en las bandas sonoras para películas. Y jura que no sintió nostalgia por sus tiempos en The Police, cosa que parece casi un delirio para cualquier mortal. Porque la banda que Copeland fundó en 1977, cuando se cansó del rock progresivo de su grupo anterior, Curved Air, marcó la pauta del rock de fines de los ‘70 y principios de los ‘80: con influencias de punk y reggae, creó una forma de new wave que sorprendía por su dinámica, su alta dosis de energía y sus canciones redonditas, capaces de combinar una personalísima contractura rítmica con la perfección de un estribillo pop. Todo eso que la multitud que atestará el Monumental espera escuchar otra vez, como si no hubieran pasado tres décadas desde el single “Fall out/Nothing achieving”.



–En los veinte años en que no tocó, ¿sentía nostalgia de The Police?

–Ocasionalmente. Con el tiempo desapareció por completo. Cuando estás en la escuela y ganás un trofeo en fútbol, estás muy excitado y se lo mostrás a tus amigos, tu corazón vibra cada vez que lo ves. Una semana más tarde ya no es tan importante; un año después ni lo ves... Veinte años más tarde no tiene ningún sentido. Mis Grammies y discos de oro están en cajas en el garage. Y me había olvidado de Police: tenía un trabajo como compositor para películas, una nueva casa en una nueva ciudad, una familia, una nueva vida. The Police era algo que tenés en una repisa y ya no mirás más. Cuando sonaba un tema en la radio, pensaba: “Qué bien, la música está mejorando... no, esperá un minuto, ¡ésa es mi banda!” Pero de inmediato volvía a la conversación en la que estuviera. Hasta que un día recordé que tenía un montón de material fílmico: mi hobby cuando estábamos de gira era filmar todo. Con la tecnología digital era posible jugar un poco. Me puse a cortar y pegar y armé una pequeña película, no como ejercicio nostálgico, sino interesado en el punto de vista del individuo que era en mi juventud. No es como las películas de MTV donde las cámaras siguen a la banda; en ésta la cámara es la banda. Lo excitante no es volver a verme ni a mis amigos, sino que tendría impacto para mí incluso si fuera sobre la banda de otro. Y cuando salió a la luz generó mucha excitación, la gente empezó a hablar otra vez de Police... Pero para mí era un ejercicio académico. Estuve un año haciendo promoción, llevándola a festivales. Y cuando terminé, abandoné todo y estaba por volver a mi trabajo para películas, sonó el teléfono y era Sting: “Hey, hagamos una gira”.



–¿Cómo fue recibir ese llamado?

–Sorprendente. No tenía ni idea. Alguna gente decía que iba a pasar y yo contestaba: “En primer lugar, no va a suceder. ¿Por qué iba a suceder? En segundo lugar, no a va suceder. ¿Por qué iba a suceder?”.

–Y entonces, ¿por qué sucedió?

–No sé. Mi chiste al respecto es que Sting es el rey del dolor, ama el dolor, y llegó a un punto de su vida en el que no pudo pensar en nada más doloroso que llamarme a mí. Y fue muy sabio, porque llamarme a mí fue extremadamente doloroso. Ahora Sting está en el paraíso del dolor (risas).



–En serio: ¿es por el dinero, el ego, la sensación de que todavía pueden hacerlo?

–Todo. La excitación que obtenés de un grupo como éste no es algo que suceda todos los días. Y vale la pena entregarle un año de mi vida. Mis hijos no están tan seguros, pero yo sí. El dinero... Sting tiene casi la misma fortuna que el Papa (risas). No quiero meterme en problemas: no fue por eso que me llamó. Una de las cosas que más me gusta de componer para películas es que es un trabajo muy tranquilo. Me encanta mi vida tranquila con mi esposa... Pero estar sobre un escenario frente a 60 mil personas que gritan es... “Querida, ya vuelvo”. También es bárbaro para mis siete hijos venir a los shows: algunos nunca me habían visto tocar la batería. Casi ninguno de mis amigos más cercanos es músico: mi mejor amigo es abogado, otro es escritor... Me tienen por el tipo con el que se juntan y charlan sobre política, sobre arte.

–¿No será mucho? Police siguió vivo...

–Siguió en la radio, pero en mi vida había desaparecido. Era igual que para los demás: una canción que aparece en la radio y uno dice: “Ey, me gusta ese tema”, pero después aparece la de otra banda y uno piensa: “Esa también me gusta”. No era parte de mí.



–Muchas bandas de hoy miran a los ‘80 como influencia. ¿Eso los hace sentir modernos otra vez?

–Supongo que significa que Police es algo que supera al tiempo. Cuando uno hace música no piensa en si tendrá sentido dentro de veinte años, sino en lo que significa en el presente. Pero es una bendición que todavía tenga sentido lo que hicimos hace veinte años. Hay bandas que grabaron cosas que tenían sentido y veinte años después nadie las recuerda. Trabajaban duramente y les importaba su música tanto como a nosotros, pero por algún golpe de la fortuna su música se olvidó.



–Bueno, las buenas canciones también importan.

–OK, nuestras canciones son bárbaras, pero también es por suerte. Sting es un gran compositor entre otras cosas por la suerte, porque hay muchos otros escritores que trabajan duramente... Si tenés una dosis más de talento y trabajás un poco más, mejorás las posibilidades de que tengas suerte, pero no podés garantizar nada. De hecho, si no trabajás duro y no tenés talento, también podés tener suerte.
–Hace unos años hicieron una entrevista en la que dijo que si se reunían iban a limpiar el piso con las demás bandas del planeta. ¿Siente eso hoy?

–Digamos que limpiamos el piso con todos los demás durante este año. El próximo vendrá alguien y limpiará el piso con nosotros. Así es la vida.

–¿En qué estado está The Police?

–Mejorando. Cuando dije eso no esperaba lo que pasó; estoy sorprendido de cuán difícil fue reensamblar The Police. Asumí que como éramos veinte años mejores, la banda iba a ser mejor e iba a ser fácil reconectar, porque me convertí en el músico que soy por el efecto que tuvieron sobre mí Andy y Sting, y a ellos les pasó lo mismo. Pero nos desarrollamos como músicos veinte años y las piezas no encajaron tan fácilmente como antes.



–¿Qué fue lo más difícil?

–Que cada uno es presidente vitalicio de su mundo musical. Habíamos olvidado lo que es colaborar con otros. Cuando hacía una banda sonora con una orquesta –y a Sting y Andy les pasaba lo mismo– les ponía enfrente la partitura y los músicos hacían lo que yo les decía. O cuando tocaba con otros músicos, escuchaban lo que hacía y trataban de encajar.



–Algunos fans no están muy contentos con ciertos arreglos jazzeros... y culpan a Sting.

–(Se ríe.) Pueden culpar a Sting lo que quieran, pero él escribió esas canciones. No hay una posición correcta sobre cuánto debemos apegarnos a los originales. Si fuéramos como en los discos, habría gente que diría: “Es sólo es una fotografía del grupo”. Y si cambiáramos demasiado: “Eh, vine a escuchar ‘Roxanne’ y apenas puedo reconocerla”. Tenemos que encontrar un balance, pero aun así alguien va a pensar que es equivocado. Creo que para el 90 por ciento o más este balance está bien, de acuerdo con el público y los críticos. Mal o bien, lo hicimos siguiendo nuestros instintos. No es un cálculo que hicimos con medidas geométricas en un papel.

–¿Cuál es la mayor diferencia entre este Police y el anterior?

–Más vivos, más sabios (se ríe)... La diferencia es la razón filosófica para la existencia del grupo, el propósito fundamental. Cuando éramos jóvenes, la razón de ser era crear y explorar, generar cosas y descubrir adónde podíamos ir. Encontramos el lugar al que podíamos ir e hicimos grandes discos: llegamos a nuestro destino, la música que hicimos, y nos separamos. Y nos dedicamos a explorar otras posibilidades. Ahora, el propósito no es crear algo nuevo, sino celebrar el material ya existente. Hay un impacto emocional diferente entre una canción que conocés y una que escuchás por primera vez. Para las nuevas canciones, invito a sus lectores a que escuchen a Amy Winehouse, artistas nuevos, pero Police es una experiencia diferente: un ritual, una ceremonia. Quizás estas canciones sean muy buenas y quizá seamos grandes músicos, pero lo importante es que estas canciones tienen dos décadas de experiencia vital. Hoy, cuando escuchás “Message in a bottle” no es sólo un grupo de acordes copados y una letra interesante, sino veinte años en los que la escuchaste en la radio, en tu boda, cuando conociste a tu novia. Las canciones tienen un poder que va más allá de su calidad inherente, que tiene que ver con los recuerdos que la gente les agrega. Como experiencia de concierto es muy poderosa, emocional, incluso sobrecogedora. Cuando éramos jóvenes veíamos a chicas de 16 años desmayadas, ahora vemos a tipos de 45 lagrimeando. Y las chicas de 16 ahora también tienen 45, y todavía están bastante buenas (risas). Tocar una canción nueva sería irrelevante. Los conciertos de Police hoy son tocar las canciones que ya conocés, poniéndole vida y espontaneidad a la performance. El público es el combustible para nuestro motor. Ahí notamos qué está bien y qué está mal.



–La gira tiene un final. ¿Ya pensó qué hará después?

–Es muy difícil porque todo parece irrelevante. Police es un monstruo que se come todo, tapa el sol y se chupa el aire. Ahora, Sting, Andy y yo le pertenecemos. Este año nuestros destinos están atados, un sentimiento extraño para personas de nuestra edad. En cierto sentido está muy bien, yo me siento muy bien. Me resulta natural ser parte de un equipo porque soy el menor en una familia numerosa, pero así y todo no estoy acostumbrado y no sé cuánto tiempo puedo aguantarlo. Me dan ganas de volver a casa. Así que me entregué a Police por este año y lo que viene a continuación... ¿quién sabe?



–¿Cómo fue para usted reencontrarse con la batería?

–Es interesante, porque ahora para mí es un hobby. Durante veinte años tuve otro hobby, el polo, por eso jugué bastante en la Argentina. Pero tengo mucho más talento para la batería que para el polo (risas). Y es más barato... Como ahora la batería es mi hobby, la toco con más pasión que cuando lo hacía como trabajo.



–¿Cuál es el mejor momento que recuerda de The Police?

–Hay muchos... Algunos tienen que ver con la grabación del segundo álbum. Tuvimos que grabarlo a las apuradas porque el mundo nos explotaba en la cara y estábamos llenos de confianza. El primero lo habíamos grabado antes de que termináramos de entendernos: teníamos grandes canciones, las trabajamos, estaba bien, pero no nos las metimos en el bolsillo hasta que las tocamos dos veces por noche en EE.UU. durante meses. Cuando grabamos el segundo el mundo empezaba a mirarnos, estábamos excitados, pero Sting no había tenido oportunidad de escribir muchas canciones: tuvimos que movernos muy rápido, instintivamente, no había tiempo para cálculos. Esa velocidad fue parte de la inspiración, parte del fuego que nos consumía. Grabar ese disco fue una de las experiencias que más disfruté. No diría que es el mejor, pero la experiencia fue inspiradora. Para el tercero ya éramos un grupo enorme y teníamos la responsabilidad de entregar hits, pero en el segundo no había resposabilidad, sólo inspiración.



–¿Y el peor momento?

–Synchronicity fue espantoso, el momento más oscuro de nuestras vidas. Cada uno tenía mucha pasión puesta en el grupo, pero no estábamos de acuerdo en casi nada. Sin el público, solos en una isla, fue el infierno. Así y todo, es nuestro disco más exitoso. Ahora somos mejores personas, pero en ese momento éramos unos pelotudos jóvenes y queríamos lastimarnos.



–¿Recuerda algo del primer viaje a la Argentina?

–Sí, que en el hotel tomé el jugo de naranja más caro de mi vida (risas). Algunos argentinos recordarán la hiperinflación de esos años; sé que ahora la situación es más estable, pero la primera vez que fuimos la Argentina estaba gobernada por la Junta Militar, la economía estaba fuera de control... Era un lugar volátil, que necesitaba un cambio.

–¿Y el famoso incidente de Summers pateando a un policía?

–Oh, sí, San Andy de Buenos Aires (risas). El gran héroe.

–Imagine que es el protagonista de una de esas películas berretas en las que se encuentra con el que fue hace treinta años. ¿Qué pensaría de esa versión joven?

–Cuando miraba el material de la película veía a esa versión y quería decirle: “Flaco, mirá, olé las rosas, sonreí”. Ahora mis amigos vienen a los conciertos y me dicen: “Pensé que me iba a encontrar con sexo, drogas y rock and roll, pero lo único que hay es rock and roll”. Y es lógico: tengo 55 años, siete hijos a los que llevo a la escuela a la mañana, y ya no me meto con esos placeres más salvajes del rock and roll. ¿Y sabe qué? Lo disfruto mucho más ahora que cuando tenía 25 años. Cuando éramos jóvenes era todo nuevo, estábamos conquistando el mundo, éramos piratas lanzados al pillaje, pero estaba ansioso, hecho mierda y con resaca todo el tiempo. Ahora adoro cada minuto.



miércoles, 26 de diciembre de 2007

The Police en concierto: Sus 5 fortalezas

The Police en River: El Top 5, un balance de las dos jornadas en Argentina donde Sting, Copeland y Summers demostraron que la magia está intacta.



1- La voz de Sting impresiona. Su registro está intacto, llega a las notas altas sin esfuerzo, juguetea haciendo scats que cualquier jazzman envidiaría. ¡Espectacular!


2- La lista de temas fue acertadísima. Por ahí alguien se quejó de la ausencia de "Bring on the Night", pero hubo para todos los gustos: no faltaron los hits inevitables o gemas oscuras como "Next To You" o "Driven To Tears".


3- El trío volvió a ser trío. Los que recuerdan el Synchronicity Tour tienen presente a las coristas que acompañaban a la banda. En este caso, The Police volvió a ser un triángulo equilatero perfecto, para lucimiento de cada uno de ellos.


4- La aparición de los símbolos de Ghost in the Machine al final del set, antes de los bises, demuestra como con un simple gesto se puede lucir una puesta en escena sobria, despojada y más que efectiva.


5- ¿Cómo hace Andy Summers para seguir sonando moderno con su Stratocaster? ¿Cómo hace Stewart Copeland para jugar a ser un pulpo que toca la batería en cada una de las canciones? ¿Cómo hace The Police para seguir impresionando tanto a quiénes los vieron en su momento como a quiénes no? Magia, química y talento pueden ser los vocablos que resuman esas preguntas.


Por Pablo Strozza (Rolling Stone Latinoamerica)

The Police triunfa en Puerto Rico


The Police conquista al público puertorriqueño en concierto en San Juan

San Juan, 11 dic (EFE)- El concierto que ofreció hoy en San Juan el legendario grupo británico The Police comenzó casi dos hora más tarde de lo programado y muchos asientos del Coliseo de Puerto Rico todavía estaban vacíos, pero cuando los tres integrantes de la banda saltaron al escenario algunos boricuas empezaron a llorar.



"No todos los días es uno partícipe de la historia de la música del Siglo XX", dijo a Efe Julián, que arrastró a su novia, Ivelisse, al concierto que dieron Sting, Steward Copeland y Andy Summers.



Los tres músicos arrebataron a casi 18.000 personas que se dieron cita en el concierto y que se suman a las más de dos millones de taquillas vendidas para una gira que ha demostrado que los Rolling Stones no son los únicos dinosaurios del rock que son capaces de hacer desbordar masas de corazones en cualquier latitud.



Los tres hombres con un bajo, una guitarra y una batería enaltecieron los ánimos de un público en pié desde el inicio del espectáculo, que comenzó con una versión del clásico "Message in a bottle", que no incluyó aquel verso que todos los asistentes estaban sintiendo: "I don't believe what I saw (no creo lo que vi)".



"¿Qué tal San Juan?", preguntó en español Sting mientras sonaban los primeros acordes. "¡Más fuerte, por favor!", exigió el veterano cantante a una audiencia entregada que seguía palmeando al ritmo de la música.



"¿Puerto Rico quiere cantar conmigo?", preguntó el cincuentón con los hombros desnudos dominando un bajo desgastado por el uso y demostrando que puede sacarle a su garganta acordes desgarradores sin desafinar.



Durante unas dos horas el grupo repasó los éxitos que durante los pocos años que sus miembros estuvieron juntos (1977-1984) los catapultó a los libros de historia.

El Coliseo puertorriqueño se estremeció con la ejecución de canciones como "De Do Do Do, De Da Da Da" o "I Can't Losing You".



Sting aprovechó para lanzar algunos de sus mensajes ambientales y algunos novios perdonaron sus miradas de cómplice sensualidad juvenil, a pesar de los años, que derritieron el corazón de algunas boricuas.



El aforo pareció delirar con canciones como "Every Litle Thing She Does Is Magic" o "King Of Pain", y temas como "So Lonely" provocaron la histeria entre los más fanáticos.
Obviamente no faltaron los clásicos "Roxanne" y "Every Breath You Take", con los que los veteranos del rock se despidieron de Puerto Rico y sus calidos habitantes.

martes, 25 de diciembre de 2007

The Police llenó el Maracana e hizo vibrar al Brasil

La mítica banda hizo vibrar al público brasileño en multitudinario concierto con motivo del 30 aniversario de fundación del grupo

Río de Janeiro (EFE).- La mítica banda The Police emocionó el sábado a un abarrotado estadio Maracaná de Río de Janeiro en la actuación más multitudinaria de su gira mundial, con motivo del 30 aniversario de la fundación del grupo.


Con puntualidad británica, a las 21.30 (hora local), se apagaron las torres de iluminación del legendario estadio carioca, a la vez que sonaba en los altavoces el celebérrimo "Get up, stand up" del jamaicano Bob Marley, como señal previa al inicio del concierto.
Poco después, la guitarra de Andy Summers tocó los primeros acordes de "Message in a bottle" y unas 80.000 gargantas respondieron en una acogida calurosa, con la que los cariocas mataron la "saudade" acumulada en los 25 años en los que la banda británica no pisaba tierras brasileñas.
La primera y única vez que habían visitado Río, en 1982, los británicos tocaron en el pabellón Maracanazinho, hermano menor y vecino del legendario estadio, hoy lleno en parte por muchos jóvenes que no habían nacido en la última visita de Sting y compañía.


El alto precio de las entradas, que oscilaba entre 160 reales (unos 90 dólares) y 500 reales (unos 280 dólares) no evitó la entusiasta respuesta de los brasileños, que cantaron a coro los temas más conocidos del trío británico, como su "Walking on the moon" o "Roxanne".



"De do do do de da da da", "Can't stand losing you" hicieron vibrar a la grada, ansiosa por bailar los temas más movidos de la banda.


Sting, tocando con maestría su bajo raído, se contagió del ambiente festivo y hasta se arrancó a hablar unas palabras en portugués, que fueron respondidas con emoción por el público.
Al final del concierto, además de las normales peticiones para que volviera el grupo al escenario, fueron sonoros los cánticos de los futboleros, sobre todo, de los aficionados del club Flamengo, el más popular de Brasil.


Los hinchas no querían perder su oportunidad de corear el himno de su club en el césped de uno de los más importantes escenarios futbolísticos del mundo.
Los miembros de The Police, lógicamente, interpretaron los cánticos como una petición para volver a salir al escenario y volvieron al centro del Maracaná para tocar el "bis".


Para este momento, la banda había reservado sus temas más populares, como "So Lonely" o "Every breath you take", tema que propició el momento más emotivo del espectáculo, con todo el coliseo carioca cantando a coro.
Sting y sus dos escuderos se despidieron con "Next to you", entre grandes aplausos y el deseo de no tener que volver a esperar otros 25 años para recibirlos en Brasil.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Un sueño llamado The Police según un fan de Colombia

El camino de un fan colombiano para lograr ver a The Police

¡Hola José!

Leí tu recuento de la increíble experiencia que tuviste en Chile con Stewart Copeland y la realización de tu sueño en una forma tan espectacular que colmó todas tus expectativas y no sería temerario decir que las rebasó con creces. El apoyo y la energía que has recibido de todas partes del mundo a través de los foros de http://www.stewartcopeland.net/ y otros websites, es simplemente el fruto de una semilla que tu devoción por Stewart y The Police sembraron desde hace mucho, cuando tu imaginación fabricaba una ilusión, y tu corazón pedía con la fuerza que solo un fan comprende, que contra todos los pronósticos y a pesar de todas las palabras adversas de Sting durante muchos años, se produjera la esperada reunión y los acérrimos de The Police pudiéramos tener la oportunidad de ver al poderoso triunvirato que antaño patrullaba las calles de la música.



Desde el anuncio de la gira visité los foros de SC.net con regularidad pero nunca me registré para postear mensajes, hasta mucho después. Por supuesto no pudo pasar inadvertida para mí la presencia de algunos hispanohablantes entre los cuales destacaba un fan sudamericano, un hijo del Perú al que todos los foristas trataban con gran aprecio y que tenía fama de haber tenido previamente un contacto directo con el único y sin igual Stewart Copeland, amo de los platillos.



A medida que las noticias de prensa y las actualizaciones de los websites se iban sucediendo día tras día, vi crecer y encogerse dentro de mi la esperanza de que la banda viniera a Bogotá, mi ciudad. Al mismo tiempo veía como te pasaba algo similar, cuando las posibilidades de un concierto en Lima menguaban día a día.

No sé si lo recuerdas, pero a mitad de 2007 hice mi tímido ingreso a los foros de SC.net, preguntando algunos datos a los foristas. Había tomado la decisión de ir a ver a The Police a Buenos Aires aunque tuviera que acudir a medidas deseperadas. Mis mensajes no fueron muchos, pero en el último de ellos te dije que estaba a punto de embarcarme en la madre de todos los secret journeys, pues a falta de otros medios había decidido tomar carretera y llegar hasta Buenos Aires haciendo autostop. Allí me contestabas que tuviera en mente las vastas distancias por carretera en suramérica eran mucho mayores que Europa, y recuerdo que sonreí en ese momento, pues intuí que como yo ponía mis posts en inglés, se te había pasado por alto que hablabas con alguien de Colombia... yo comprendía a qué distancias te referías pues llevaba un par de semanas estudiando mapas. Aún así nada me importaba, pues, al igual que tu, sentía la certeza de que esta sería la primera y última oportunidad de ir a un recital de The Police para nosotros los que por edad y ciudad nos perdimos los conciertos de la época de mayor gloria de Stewart, Andy y Sting.


Tu historia y la mía son paralelas y contradictorias, pues luego de tropiezos demasiado numerosos para listarlos aquí, perdí la motivación y la esperanza de llevar a buen término mi viaje a la Argentina. Tú por tu lado no dejabas de moverte para pedir a quien fuera, que llevaran la gira a Lima. Para mis adentros me decía que, si tú tenías éxito, reviviría también mi esperanza dado que Lima es una ciudad mucho más cercana.

Con el correr de los días se me hizo claro que tal cosa no iba a pasar, y me resigné. Siguiendo de cerca los foros, me emocionanba mucho al leer los mensajes de todos esos fans que iban poniendo sus anécdotas en cada concierto, y más aún las de aquellos que iban a dos y tres presentaciones, y contaban la enorme alegría de ver y escuchar a The Police en vivo. También me divertía con los recorridos de la Bandera y sus cruces a través del atlántico. Pero al mismo tiempo que me alegraba por todos los que hacían parte de esos relatos, me invadía la tristeza de pensar que yo no experimentaría aquello personalmente, y así, mis lecturas de los foros se hicieron menos frecuentes cada vez hasta que cesaron totalmente.

La luz de la esperanza, esa que tu nunca dejaste apagar, renació para mí por un amigo que me contó sobre un concurso radial que llevaría dos personas a uno de los shows en Argentina. Entré al concurso con un poco de escepticismo y ocurrió lo imposible... gané. Ha sido uno de los momentos más extraños de mi vida cuando el hombre de la radio me dijo que me iba para Buenos Aires. Pensé que iba a despertar de un sueño, pensé que esto le estaba sucediendo a alguien más... no estaba seguro de que aquello no fuera una alucinación.

Pero no lo fue. Al igual que a ti, se me cumplió el sueño... Y aunque lo luché mucho menos que tú, no lo deseé menos intensamente. De maneras distintas pudimos llegar desde muy lejos, tú a Santiago y yo a Buenos Aires, a una cita que el destino nos tenía reservada con la banda que llevamos en el corazón. Pero tú te ganaste un increíble premio a tu mayor perseverancia, la intensidad de tus esfuerzos y la enorme pasión por The Police que te mueve, y ese premio es la conexión vital (casi palpable a través de la pantalla) que pasa de tus dedos a los de Stewart en esa genial foto que sacaste en el backstage.



José, te felicito sinceramente... y deseo que ese recuerdo dure igual de intenso de tu mente y tu corazón todos los días de tu vida y mucho más allá, y que por siempre resuene en tus oídos la gran frase que te dijo Stewart: You and me are there, in the center of the Universe.

UN GRAN ABRAZO! SI ESTAS COSAS SUCEDIERON, CUALQUIER COSA PUEDE PASAR! OJALÁ ALGUN DIA NO MUY LEJANO PODAMOS GOZAR A THE POLICE EN NUESTROS PROPIOS PAISES... CUANDO ESO PASE, YO VOY A LIMA Y LUEGO VIENES TU A BOGOTÁ!

Mario (Centauro en SC.Net)

lunes, 17 de diciembre de 2007

Cuando The Police hizo vibrar al River Plate en Argentina

"120 mil argentinos vibraron con The Police durante dos dias"

"¿Qué tal Buenos Aires?", señaló el trío formado por Sting (bajo y voz), Andy Summers (guitarra) y Stewart Copeland (batería) en el escenario montado en el estadio "Monumental" de River Plate, en el barrio porteño de Núñez.



Una noche a puro hit de la mano de grandes: Sting, Andy Summers y Stewart Copeland le sacaron brillo al estadio y arrancaron un lagrimón a más de uno.



Antes, pasaba sin demasiado brillo Beck, que hizo de telonero y revisó varios de sus éxitos y tuvo su merecida ovación, aunque lidió con un público que no podía más de impaciencia.Los tres músicos, ya entrados en años, vienen con 6 meses de multitudinarios estadios a cuestas, y no solo se encuentran en perfecto estado (la voz de Sting parece sonar desde los cds originales), sino que superan toda expectativa, demuestran porqué tanto alboroto con su visita, porqué tanta fama.



Por su parte, el grupo no abandonó su entusiasmo y los gestos enfáticos durante el desarrollo del recital, que forma parte de su gira de reencuentro para celebrar el trigésimo aniversario desde el nacimiento de la banda.



Como frontman, Sting se mantuvo en contacto con el público y hasta lo hizo corear y varias veces acompañar con palmas. La gente, feliz. Tarea dificil no ser atraído por el cuasi pulpo Stewart Copeland, que no paró ni un momento de darle golpes a todo lo que tenia alrededor, que era bastante.



En poco más de dos horas de show, “Message in a Bottle” abrió a todo trapo, y lo que siguió del tracklist fue una catarata de hits, uno tras otro, de principio a fin. Pasaron entre show y bises “Invisible Sun”, “Walking in Your Footsteps”, “Walking on the Moon”, “Don't stand so close to me”, “Every little thing she does is magic”, “De do do, da da da”, “Every Breath You Take”, “Wrapped Around Your Finger”, y se despidieron con el clásico “Roxanne”.



La puesta ostentaba grandes pantallas que viraban entre imágenes del concierto e imágenes/colores a tono con cada tema (inclusive viejas filmaciones de la banda en su juventud), y un escenario bien luminoso, con lo que todo por momento parecía estar siendo un DVD de A&E Mundo, visto en un cómodo sillón. Tal vez sea que de hecho, la banda eligió a nuestra ciudad para la toma de imágenes de su nuevo DVD en vivo.



Tras su arribo a Argentina, los músicos del trío fueron declarados "huéspedes de honor" de Buenos Aires por la Legislatura porteña. Según el proyecto impulsado por el legislador Alejandro Rabinovich, esta declaración se debe a su "compromiso social" y su labor "en defensa del cuidado del medio ambiente".

Fuente: ANSA y http://www.vuenosairez.com/articulo.php?tipo=1&idRevento=1060 Fotos: Ana Krauchik, JMLR Joe y Agencias de Noticias

sábado, 8 de diciembre de 2007

The Police en Chile fué mágico - mi testimonio


The Police y Stewart Copeland en Chile fue algo mágico

Todo fue mágico... mi aventura para ver por vez primera a "The Police" fue realmente como sacado de una película con ribetes místicos o extrasensoriales. Todo comenzó hace meses cuando una mañana me desperté con un sueño en el que mi adorable y terrenalmente fallecida abuelita Elba me decía que debía viajar a Chile, eso se me quedo grabado y se lo comenté a mi familia.



Llegaba mediados de noviembre y la gira Latinoamericana de "The Police" estaba por iniciarse, todo parecía presagiar que los Police actuarían en Lima, lugar donde resido, pero pasaban los días y todas esos anuncios radiales terminaron de emitirse luego de confirmarse una nueva fecha en Lima para el trio argentino de rock en español "Soda Stereo"... telefoneé a la radio y me confirmaban lo que presentía "The Police" ya no se presentaría en Lima... envié un S.O.S. que muy pocos en el mundo saben donde y que no pienso revelar... y se dio lo inesperado viajaría a Santiago de Chile... un equipo de ángeles hilvanó conmigo esta aventura... por vez primera vería a "The Police", el grupo de toda mi vida, aquel que me hizo vibrar, saltar, llorar y no se que mas al escuchar sus melodías en el auto, caminando por las calles de Lima o en la soledad de una habitación.

Dos o tres días antes de mi partida, recibí una comunicación: "Stewart Copeland, el mejor baterista de todos los tiempos - en mi concepto y en el de muchos otros - quería conocerme", la noticia me dejó en shock. Asistir al concierto de "The Police" ya significaba para mi una bendición, pero el hecho de que iba a conocer personalmente a uno de los tres virtuosos músicos de "The Police" era demasiado increíble para digerirlo. Se me ocurrió, en complicidad con un gran amigo y vecino, Gianfranco, adquirir algunos regalos típicos del Perú para Stewart, Andy y Sting, y su certera recomendación para llevar la bandera peruana al concierto.


Con todo mi equipaje listo llegó el día del viaje y ya en el aeropuerto de Lima empezaba el tramo hacia mi experiencia con The Police en directo. Me preguntaba por que a Chile y no Argentina u otro país... mi abuela había nacido durante el cautiverio en Tacna, cuando ésta formó parte de Chile, conocía lo que ella había sufrido durante esa ocupación territorial y ahora por intermedio de un sueño ella misma me afirmaba que debía viajar a Chile con meses de anticipación. ¿Cuál era el verdadero mensaje tras ese sueño?



Llegué a Chile, con cierto reparo pero sin ningún atisbo de rencor y en mi maleta, a último minuto, había alcanzado a empacar la bandera de mi país con la intención de hacerla flamear por algunos segundos frente a los Police y dársela a Stewart, a pesar de alguna remota posibilidad de riesgo que ello pudiera significar; debido a viejas disputas entre dos países hermanos que se desencuentran muy de vez en cuando... mayormente en encuentros de índole futbolístico o por la intransigencia de algunos extremistas de uno y otro lado que nunca faltan.

Pero todo parecía estar a mi favor, como una fuerza extraña que me empujaba y abría puerta tras puerta para pasar gratos momentos en tierras chilenas, ya sea con gente de diferente nacionalidad, en el hotel donde me hospedaba, o simplemente en la calle ante cualquier ciudadano local.

Mi ticket estaba en Valparaíso, en casa de un primo que vive en ese pintoresco puerto chileno a dos horas de bus desde Santiago. Tenía que recogerlo, pero previamente acordamos ir al mercado local a comer una tradicional y sabrosa "Paila de Mariscos" la cual fue el aperitivo perfecto para un recorrido por el puerto que dejó mi palides, producto de la neblina limeña, por un bronceado color caoba ante la plenitud solar de Valparaíso y una posterior visita a Viña del Mar para conocer la "Quinta Vergara", donde en 1982 unos jóvenes Police fueron premiados con dos "Gaviotas de Plata" por sus exitosas presentaciones. Para eso Apusky, mi primo, se había olvidado de entregarme el ticket del concierto y tuvimos que regresar a su casa para recogerlo, visitar Viña muy apretadamente y regresar con las mismas a Santiago para tomar el metro y llegar a mi hotel con las justas a preparar todo para el día "D".



Llegó el día del concierto, debía dedicarme integramente a ese evento y en particular a mi encuentro con Stewart Copeland en persona. Primero debía recibir la bandera verde del foro de Stewart de manos de una fan argentina que no conocía y que la había traído desde Buenos Aires para entregarmela como representante peruano del site oficial de Stewart Copeland... ésa bandera había recorrido muchos países y en cada ciudad donde The Police daba su mega gira de reunión 2007-2008. Ana Krauchik llegó con dos amigas más, a mi hotel, y me hizó entrega del estandarte verde, ese pedazo de tela con la figura de Stewart cabalgando sobre un caballo (su otra gran afición) era el simbolo de lo que muchas manos ansiaban poseer y que finalmente descansará en algún destacado rincon del hogar de la familia Copeland. Vaya responsabilidad, por fin la tenía en mis manos y debía cuidarla como si mi propia vida dependiera de ella. Se veía tan frágil y pequeña pero tenía un gran significado y me dispuse a firmarla, ahora era yo el escogido.



Luego de ese capítulo, llegaba el momento de concentrarme en el encuentro con Stewart, tenía un numero al cual debía recurrir para recibir instrucciones, pero éste nunca funcionó... con un nombre en un simple papel y al recordar donde se encontraba la banda me anime a telefonear para allá y preguntar por dicha persona... Bingo! Una voz al otro lado del auricular me contestó, se mostraba familiar conmigo y eso me dio pie para luego desenvolverme de la misma manera.

Una vez de vuelta en mi habitación me dediqué a ultimar los preparativos de lo que debía llevar al concierto... y la bandera peruana roja y blanca con una frase en inglés en el paño blanco fue pulcramente dibujada: "Jose from Peru is here for supporting The Police" era el lema.

Con las instrucciones en mano, toda mi indumentaria Police, unas gafas negras, las banderas y los regalos acomodados en una ligera mochila me dirigí a la estación Baquedano del metro de Santiago con dirección a la estación Ñuble donde debía caminar unas cuadras hasta divisar el Estadio Nacional... Toda esta información la había bajado de internet y el regreso con el transantiago también a pesar que nunca había estado por esa zona... ¿Qué me depararía la diosa fortuna? No había manera de como saberlo...



Después de una extenuante caminata llegué al estadio y al verme, con mi credencial de backstage -un recuerdo adquirido en USA- colgada alrededor de mi cuello y con un t-shirt oficial del tour, los de seguridad me explicaban que podía entrar a la zona privilegiada para el staff de "The Police". Pero a esa tentación no podía sacarle partido, mi formación familiar me había enseñado que la honestidad es ante todo una cualidad efectiva ante cualquier adversidad. Luego, en la cola para entrar intercambié muy gratas conversaciones con diferente fans chilenos que me mostraban su amistad desinteresada, unos iban a galería y otros a general mientras mi ticket señalaba la zona de "Golden Circle" la más cercana al escenario.



Ya en el interior del estadio, el asistente de Stewart me esperaba en el lugar previamente pactado y a la hora exacta como habiamos acordado por teléfono... Wooow! Stewart quería conocerme... Brad me reconoció al instante y yo también lo reconocí al desplegar la bandera verde... pero debía esperar unos 15 minutos más, que para mí fueron eternos.


...Mientras eso sucedía el público chileno pensaba que yo era parte del staff y se animaban ante cada foto que les tomaba, tanto como para este Blog como para el foro de Stewart... luego con mi bandera peruana sobre mis hombros ya la gente me pedía acercarme, querían verla, y al explicarles sobre mi misión con la bandera verde de Stewart me solicitaban tomarle fotos, algunas compatriotas querían saber como había hecho para tener el honor de conocer al gran Stewart Copeland.




Me despedí de ese entusiasta grupo de fans, al ver que mi reloj marcaba la hora exacta del backstage, junto a Brad entré con mucha facilidad a esa zona prohibida para el común de los demás y en el acto nos hicimos amigos... el lugar era todo blanco y decorado con motivos árabes, había champagne en plateadas cubetas y la gente del equipo venía y salía...por Dios estaba en medio del mejor equipo de gira 2007 del mundo del rock y yo ni me inmutaba, entré de lo mas fresh, con la intención de mostrarme tal como soy y dejar de lado algún rezago de timidez o diplomacia, algo muy natural ante cualquier nueva persona que uno llega a conocer...

Brad me díjo que esperará un momento ya que tenía que buscar a Stewart y en esos instantes, estando sólo, pasó frente a mi el mano derecha de Sting, el afable Danny Quatrochi, lo llamé por su nombre, éste volteó y conversamos un rato haciéndole recordar que nos conocimos en Londres en un concierto en solitario que ofreció Sting en el año 93 en el Royal Albert Hall donde le regale a Sting una chompa de baby alpaca que llegó a atársela a la cintura por dos días consecutivos...pero ni se me ocurrió solicitarle ésta vez una cita con Sting.

Sting en Londres abril de 1993, con la chompa de alpaca que le regalé anudada a su cintura

Los del staff del espectáculo también creían que yo era parte del equipo y me preguntaban en inglés donde estaba Beck y su grupo ( que les teloneó a The Police en Buenos Aires y Santiago) de ahí pase al camerino de Stewart y Brad me presentó al asistente de Andy Summers, nos dimos la mano y nos llevamos muy bien y denuevo ni se me ocurrió solicitarle una entrevista con Andy... yo estaba totalmente en shock y solo enfocado con lo de Stewart...el camerino decorado con arte árabe y étnico adornaba el lugar, unos armarios con ropa e instrumentos de percusión también eran parte de aquella locación... pude entonces reconocer la voz de... sí, era él... en eso entró Stewart y yo sólo atine a decirle: "Woooooooow you are the real Stewart Copeland" y él "Hey, you are the real Jose from Peru" jajaja nos reimos mutuamente y al instante surgió muy buena química entre nosotros... estuve de los mas cómodo con él... como si me encontrara con un viejo amigo que no veía de tiempo... de ahí conversamos amigablemente y yo no atinaba a sentarme...



Solo me motivaba mostrarle los regalos que le había traído a él, como a Sting y Andy: 3 chullos muy coloridos y fashions de Alpaca pura, 3 chakanas andinas -símbolos del gran emperador Inca Pachacutec- como pendientes hechas de piedra negra del Cusco- le explique el significado y al decirle que el hueco en el medio de esa especie de cruz andina significaba el centro del universo me dijo: "Jose, you and me are there" cool, dibujé una sonrisa... luego le mostré los CD's de musica peruana que había llevado para los tres...claro q le dije q les sacara copias para Sting y Andy jajaja... primero, el "Inkaterra" de Miki Gonzales, un excelente trabajo de investigación músical de instrumentos y sonidos andinos y de la selva amazónica ejecutados por músicos nativos y armoniosamente fusionados con chilli out y house; una especie de "Rhytmatist de los Andes y Amazonía", luego un espectacular álbum de la gran compositora Chabuca Granda con mucho cajón en la percusión y ese elegante vals peruano que solo Chabuca solía hacer, ahora era el turno de presentarle un album doble en directo de la banda "Perujazz" un interesante y virtuoso cuarteto de jazz fusión que mezcla perfectamente las raíces afro-peruanas con el jazz y por último un CD de guitarra andina con técnicas de guitarra clásica del prestigioso guitarrista peruano Raúl García Zárate, obviamente para Andy Summers... todo se lo explicaba y el gran Stewart maravillado...

Luego escogió su chullo, "So I need to choose mine" jejeje, se incorporó e inmediatamente lo colocó a una especie de busto que decorabá su camerino y me dijo: "This hat was a mexican one I will change it with the peruvian" también le regale una revista de "Prom Peru" (la entidad oficial de turismo del Perú) con fotos de gran factura de mi apasionante país... y le dije "Stewart, I have a Flag"... "Ohh don't show me, you know Jose what happened last time when I touch it" (se refería a un incidente que sucedió en México cuando una fan dejó que Stewart toqué su bandera, algo que estaba prohibido según las reglas que debíamos seguir los que portabamos la bandera verde) y le respondí: "No, this one is my own flag, my peruvian Flag, not your green Flag" entonces le mostré mi propia bandera, la rojiblanca, la peruana en la que había escrito "Jose from Peru is here for supporting The Police" se alegró y la sostuvimos para la foto, para finalmente entregarle mi backstage pass y pedirle que me lo firmara, para eso precavido como siempre, llevé mi lapicero de tinta permanente y me dijó: "Jose, you come totally ready" y le respondí: "Somedays, I am a bit german" ja,ja,ja... ni se cuanto tiempo hablamos la cosa fue que cuando salí de ese mágico encuentro y regresé al campo del estadio éste ya estaba full... reventando de gente y nose como así... luego llegaría muy cerca al escenario y en el medio, en frente a la posición de la batería de Stewart Copeland...



En el privilegiado campo del "Golden Circle", donde me encontraba, había un pequeño fan que llevado por su padre, le explicaba con admiración lo que sus ojos verían y oirían en manos de Andy, Stewart y Sting... intente ganarme la confianza de la gente que me rodeaba con un poco de dificultad.. sobre mi pecho mi ligera mochila guardaba la bandera peruana, mi camara digital así como la preciada bandera de Stewart, ya con firmas de un fan chileno y una venezolana, que como yo, tuvo que viajar muchos kilometros para ver a su banda favorita...


Entonces ví como ese niño, de vez en cuando, era alzado por su padre para apreciar a Beck que ya estaba por finalizar su performance... les explique a ambos que ante una canción de Bob Marley y el sonido del Gong de Stewart se iniciaría el concierto de "The Police", saque la bandera y les explique brevemente su significado y recorrido... y decidí que ese niño chileno sería el que tuviera el privilegio de alzarla por vez primera en el concierto de Santiago y para que Stewart viera su bandera por lo alto me ofrecí a sostenerlo sobre mis hombros, con la lógica aprobación de su progenitor, mientrás éste lo aseguraba por la espalda... debió haber sido algo muy especial para ese pequeño fan ya que no deseaba bajarse pero también era riesgoso tenerlo ahi durante mucho tiempo ante una posible protesta de los de atrás.



Durante el concierto hubo una espectacular sincronizacion entre lo que alzaba la bandera verde de Stewart y él apuntandome con su baqueta, aprovechando los coros de "Hole in my life" y "De do do do"... entonces mucha euforia se apoderó de la gente al verificar de lo que les había comentado era totalmente cierto... Stewart era participe del show y con el público... para ese momento todo era perfecto... un show impecable, la aseveración de lo virtuosa que es ésta banda, parece como si los años no hubieran pasado y suenan espectacularmente bién. Las texturas y colores sonoros que brotan de la guitarra de Summers son espectaculares, la batería y percusión de Stewart son fuera de este mundo y el acompasado y tremulo bajo de Sting y su inconfundible voz, son en definitiva los sellos del inconfundible sonido Police y ésto por fin lo estaba disfrutando en vivo. En definitiva el espectaculo son los tres y sus respectivos instrumentos.



Muchachones, chiquillos, niños, padres y madres... un espectáculo para toda la familia que valía la pena disfrutarlo... Sting habló bastante en español, Andy muy sonriente, haciendo algunos gags o sitcoms, jugando con su guitarra y compenetrado con Sting que iba y venía de extremo a extremo del escenario o jugando con su antara mientras tocaba "Walking in your footsteps", Andy haciendo lo propio con la guitarra y el microfono para sacar esos rugidos de ese dinosaurio adormitado que parecía despertarse y envolvernos desde las pantallas gigantes... en el útimo encore un momento muy particular fue la jocosa performance de Andy, que al quedarse sólo en el escenario, pedía con señas o por medio de su guitarra el regreso al escenario de Sting y Stewart... mientrás el público coreaba "Andy, Andy, Andy, Andy" ... los dos que faltaban regresaron y fue para cerrar la noche con el furioso ritmo punky de "Next to You"



No todo había acabado, Sting se despidió con un "Chao, Santiago" y fue alucinante ver que Stewart se acercaba frente al aún encendido microfono de Sting y ante 50 mil personas dijo: "ALL THE WAY FROM PERU, JOSE!!!" (todo el camino desde el Perú, José!) mientras en ese preciso instante sostenía en mis manos mi bandera roja y blanca y escuchaba por esos poderosos parlantes esa frase que no se me olvidará por nada y en el acto Stewart señalandome desde lo alto del escenario hacia la espesura de ese mar de fans que colmaban el Nacional de Santiago...yo no sabía como reaccionaria el publico ante la sola mención del nombre de mi país... pero ya muchos fans, a mi alrededor, me daban la mano, me entregaban sus tarjetas o me felicitaban por mi blog sobre la banda o apuntaban en sus brazos mi email o la dirección de éste Blog.... yo habia sido escogido y señalado por Stewart y eso no era poco... y los pocos reparos que al inicio de mi periplo alguna vez tuvé fueron totalmente sacramentados y sepultados por esa fraterna acogida de aquellos fans chilenos.



La historia parecía estirarse y siguió, ante la linda gente de Chile que me brindaba su calor humano y un fan peruano llamado Javier, que hizó flamear previamente nuestra bandera y que se ofrecía a llevarme de regreso a mi hospedaje y contarle detalladamente la fascinante historia de la bandera verde de Stewart. Javier fue alguien como caído del cielo ya que no tenía ni la mas remota idea -en ese momento- de como regresar a mi destino... y quizás ese destino cambié para bién mío y en aquellos que lean éste reporte, de que la música puede romper barreras infranqueables solamente impregnadas en los subconscientes de algunos o muchos... "The Police" lo hizó y yo también así lo sentí... Todo empezo con un sueño y termino como tal... ahora estoy plenamente seguro que el contundente mensaje que iba a re-confirmar con esta extraordinaria experiencia -y que me motivó desde nose donde mi abuela- éra y es que la fuerza y energía del amor es mucho mas poderosa que esa aparente simple palabra... si nosotros actuamos así recibimos de esa misma fuente.

Hace unos instantes recibi un email de alguien muy cercano a Stewart que no logró conocerme... y ahora me preguntó ¿Cómo consiguio mi email? Parece q les cai rebien... así parece ... ya me ofrecí de guia a cualquiera de la banda o su equipo para cuando vengan a visitar el Perú ya sea en gira o fuera de ésta. Ya en Lima, me enteré por intermedio de un mensaje navideño y de año nuevo publicado en su portal por el mismo Stewart Copeland, que Sting le preguntó ¿Quién es José?

Saludos a todos aquellos fans chilenos, venezolanos y peruanos que estuvieron esa noche mágica en Santiago de Chile.

Por: José - Perú, diciembre 08 del 2007